«Nunca sales siendo el mismo»

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56 Festival Internacional de Teatro de Manizales

Con el telón de fondo de La Vorágine, la novela fundacional de los relatos sobre el extractivismo y la explotación de las comunidades indígenas de la selva amazónica, se inicia este lunes 2 de septiembre la edición 56 del Festival Internacional de Teatro de Manizales.

El festival colombiano, creado en 1968, reunirá en esta edición 30 montajes provenientes de Argentina, Brasil, Costa Rica, España, México, Portugal y Colombia.

Durante 7 días y hasta el 8 de septiembre, el FITM ofrecerá 40 funciones en las principales salas de la ciudad (Teatro Fundadores, Galpón de Bellas Artes y los auditorios de la Universidad Nacional y Confamiliares), así como en las populosas plaza de Bolívar, Parque Ernesto Guitierrez y Parque Antonio Nariño.

“La programación de este año será innovadora, festiva, con la alegría de crear, con nuestro interés en permanecer con un festival vivo, vibrante, importante, trascendente, que tiene un peso en Iberoamérica y que quiere recuperar para la ciudad ese protagonismo que siempre ha tenido y que nos negamos a dejar”. Así lo explica Octavio Arbaláez Tobón, director artístico del evento desde 1984, año en el que refundó la fiesta escénica continental después del parón forzoso de una década.

Fiel a su espíritu cultivado en más de medio siglo de existencia, el festival de Manizales apostará por los diálogos del arte escénico del continente más allá de la presentación de espectáculos en salas y calle. Estos transcurrirán de forma paralela en el 6º Congreso Iberoamericano de Teatro, que realiza a través de su Escuela Internacional de Espectadores de Iberoamérica y el Caribe (EIEIC), en colaboración con el Instituto de Artes del Espectáculo Dr. Raúl H. Castagnino, de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, COMFAMA y su Festival Internacional de Teatro y Música San Ignacio.

Más de sesenta investigadores de 19 países, seleccionados entre 215 que se presentaron a la convocatoria, se reunirán durante la semana para reflexionar en voz alta sobre el tema “Cuerpos y corporalidades: sociedad, género, naturaleza, tecnología”. 

“Ese es justamente el eje conceptual de la presente edición del festival”, precisa Octavio Arbeláez, y amplía: “La presencia del cuerpo en el acontecimiento escénico (teatro, circo, performance, danza, narración oral, formas liminales, etc.) y sus múltiples conexiones con la vida social, el espacio físico, la naturaleza, la cultura, el género y los nuevos avances de las tecnologías atraviesan la programación”. 

Precisamente, esas posibilidades de exploración que ofrecen las tecnologías digitales en el lenguaje escénico se verán desde la función inaugural de esta edición con la obra Habūb, escrituras de arena y agua, una experiencia inmersiva multidisciplinar en la que convergen el sonido envolvente, la música en vivo, el videomapping y  el cuerpo de los artistas en escena.

Esta performance del grupo colombiano La Quinta del Lobo, en coproducción con El Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella y la Universidad de los Andes, relee La Vorágine desde una visión ambiental, sin opacar la denuncia del genocidio cauchero que describió con precisión y crudeza el escritor José Eustasio Rivera ya desde la primera línea: “Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”. 

La historia de Habüb, dice su directora Carmen Gil,  busca hacer visible de forma simbólica la conexión entre el desierto del Sahara en Africa, y el Amazonas en América del Sur, con una puesta performativa que plantea una forma de narrar la selva desde el arte, incluyendo las voces testimoniales de sus habitantes y no solamente la de los colonos y el hombre blanco, como ha sido la tradición de los relatos de la selva.

El Teatro Petra también hace una visita a esta centenaria pieza literaria y extrae de ella su propia visión a partir de la frase ‘se los tragó la Selva”. Fabio Rubiano escribe y dirige Perderse, una puesta en escena que se estrena en el Festival y en la que tres académicos se enfrascan en una álgida discusión sobre si la novela es una pieza histórica, política, de poesía pura, de denuncia o es una prueba documental.

Más allá del homenaje a La Vorágine, el teatro colombiano que se da cita en Manizales abordará otros referentes de la compleja realidad social, desde la intolerancia y el racismo en Negro, de La Congregación Teatro; Un Ubú en Colombia, del Teatro El Paso, que  intenta resolver el estado de cosas que los políticos tradicionales no han logrado solucionar; los Actos de desaparición, de la Asociación Rotundo Vagabundo, una suerte de homenaje a, diálogo con, memoria de… Santiago García, director-fundador del Teatro La Candelaria; mientras en el territorio de la danza contemporánea la compañía L´Explose intentará dejar una Estela (así intitula su coreografía) con su espectáculo sobre la vida y la muerte.

Una muestra del teatro manizaleño, que oficia como anfitrión, complementa este apartado de la escena colombiana. 

Shakespeare, siempre Shakespeare

Entre el ritual y la vanguardia, como nos lo recuerda Christopher Innes en su obra El Teatro Sagrado, el festival manizaleño pone en balance en su programación los clásicos shakesperianos poetizados con los lenguajes de la escena contemporánea, como Romeo y Julieta de bolsillo, de la Compañía La Criolla (Argentina); Los Clowns de Shakespeare, de la Compañía Dos a Deux (Brasil); Tsunami, una despedida, de Hernán Gené, que trae en clave de clown ese universo trágico que atraviesa la palabra y los personajes del dramaturgo inglés. 

La programación internacional la complementan El Brote, el segundo montaje que se verá de la Compañía La Criolla, considerado el mejor espectáculo del año 2023 en Argentina; Bashir Lazhar, de Los Endebles (México) y su denuncia sobre la violencia que se ejerce a los migrantes; Perfect Match, de la compañía portuguesa Hotel Europa, que pone en foco los fenómenos sociales de la migración masiva y la gentrificación en las grandes ciudades europeas. 

En un tono más festivo y atravesado por el humor de la copla gaditana, recalan en Manizales Las niñas de Cádiz con El Viento es salvaje, una pieza que trae los clásicos Fedra y Medea hasta nuestros días para hablarnos de la suerte y la culpa en una reflexión lúdica y “jonda”, como el cante.

El lenguaje expresivo de la danza pondrá en cuerpo el diálogo intergeneracional que marcan hoy las relaciones socio políticas, en la obra Magma, coproducción de las Compañías de Danza Nómada (Canarias) y Lasafueras (Costa Rica). Mientras de Brasil la compañía de danza Marcia Milhazes hará la clausura de esta edición con Guarde – me, segunda parte de una trilogía coreográfica inspirada en el universo de las cartas de amor.

Como reza el lema de la edición 56 del festival de Manizales, si entras al teatro “Nunca sales siendo el mismo”. 

El viento es salvaje, con Las niñas de Cádiz, en el Festival Manizales 2024 .

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