![](https://pasodegato.com/wp-content/uploads/2024/07/Fal-fin-se-vistio-de-blanco_foto-de-Selene-Galdamez-768x1024.jpg)
La “Novia de Rancho” puede ser la historia de muchas mujeres que han sido
abandonadas en el altar, abordado en forma cómica-dramática con un lenguaje sencillo
y coloquial. “Novia de Rancho” escrita por Cutberto Pérez fue presentada dentro de las
temporadas artísticas del Teatro Victoria por la compañía Catarsis Teatro, bajo la
dirección de Claudia Goytia y con la actuación de Silvia Romero.
Un trauma de abandono en el altar puede tener ciertas repercusiones en la vida del
afectado. Sobre esto nos dice la Psicóloga duranguense Alma Delia Andrade Rodríguez:
“Es una gama muy amplia, depende de los antecedentes de cada persona y de la
personalidad, así como las condiciones del evento. Ser plantado después de haber
planificado, esperado y generado altas expectativas para la boda, puede considerarse
como un evento traumático y la persona reaccionaría como tal en: estrés, depresión,
evitación, ansiedad y quizá algunos síntomas somáticos. En casos graves, brote
psicótico”.
Si bien la mujer ha sido atrapada en un estereotipo que la obliga a cumplir con ciertas
características de la femineidad como son la maternidad y el matrimonio, el trabajo
doméstico, la sensibilidad, etc., podríamos decir también que existen mujeres que tienen
como máxima aspiración casarse con el hombre de sus sueños y en ocasiones someterse
dentro del matrimonio, pero también existen mujeres que simplemente eligen a su
pareja, se casan conservando o no, su independencia y autonomía, y hay otras que son
solteras por elección o no, que pueden ser independientes y autónomas e incluso
algunas mujeres no desean procrear hijos, exponiéndose a ser “mal vistas” también por
el machismo imperante en México y en las sociedades latinas desde la época de la
conquista.
El primer matrimonio en la historia fue documentado en la antigua Mesopotamia en el
año 4000 a.c. en una tablilla en la que se especificaba los derechos y obligaciones de los
esposos, entre ellas la fidelidad y en caso de infringir esta ley se era merecedor de un
castigo. Según el código de Hammurabi (Babilonia, 1750 a.c.), el marido podía arrojar a
la infiel y a su amante al río y dejarlos ahogarse, si por el contrario era él el infiel con
una mujer soltera, no recibía un castigo tan severo, pero si el hombre seducía a la mujer
de otro o a una mujer virgen en casa de su padre, podría ser condenado a muerte. En
esta sociedad antigua la mujer pertenecía primero al padre y después al esposo, tenía
que llegar virgen al matrimonio, podría ser devuelta por varios motivos a su familia y no
podía administrar su propia riqueza.
La primera boda celebrada en México fue en marzo de 1860, quedó documentada en el
primer libro del Registro Civil que se encuentra actualmente resguardado por la
Dirección General del Registro Civil del Estado de Veracruz en Xalapa, que pudiéramos
decir que fue la primera boda oficial porque en México ya se celebraba el matrimonio
en tiempo de los aztecas a la llegada de los españoles, quienes cambiaron las reglas
sociales para poder contraer matrimonio con cualquier casta.
En “Novia de Rancho” vemos a una mujer con una infancia precoz y con un intrincado
historial amoroso, capaz de todo para lograr su objetivo hasta el grado de secuestrar a
todos los feligreses e invitados a su boda, porque su futuro marido que parece ser el
mejor prospecto en su vida, no se presentó a la ceremonia.
Entre risas y exabruptos encontramos a una mujer histérica, quejumbrosa, insatisfecha,
al borde de la locura, que lo único que desea es desposar al ingrato hombre soñado.
Romper con el estereotipo para algunas personas es difícil, porque vivimos en un
mundo cíclico y cada vez más complejo con mujeres diferentes en situaciones
diferentes, provenientes de distintas generaciones.
¿La “Novia de Rancho” encuentra redención? ¿La agobiada mujer abandonada en el
altar libera a sus rehenes? Bueno, tendrán que verla cuando tengan la oportunidad.