
Sir Tom Stoppard, uno de los dramaturgos más influyentes y celebrados del Reino Unido, falleció a los 88 años en su casa de Dorset, según informaron sus agentes y confirmó la BBC el sábado 29 de noviembre. Ganador del Oscar y el Globo de Oro por el guion de Shakespeare in Love, Stoppard “murió en paz, rodeado de su familia”.
La muerte del autor provocó reacciones inmediatas. El rey Carlos III y la reina Camila expresaron estar “profundamente entristecidos” por la pérdida de “uno de nuestros más grandes escritores”, a quien describieron como “un querido amigo” dotado de un genio que “volcaba con ligereza sobre cualquier tema”, siempre con la capacidad de desafiar e inspirar, enraizado en su extraordinaria historia personal.
El periodista Pablo Pardo, corresponsal en Londres del diario El Mundo, lo definió como “el dramaturgo que convirtió la inteligencia en espectáculo” y recordó que incluso el Diccionario de Oxford incorporó el término stoppardiano —acuñado en 1993— para describir un tipo de obra marcada por la gimnasia verbal, el ingenio elegante y la exploración filosófica.
A lo largo de seis décadas de carrera en teatro, cine y televisión, Stoppard acumuló tres premios Olivier, cinco premios Tony y un Oscar, además de ser nombrado caballero por la reina Isabel II en 1997. Su debut en Broadway fue en 1967 con Rosencrantz y Guildenstern han muerto, obra que le valió su primer Tony y que marcó un punto de inflexión en su trayectoria. Volvería a ganar en 1976 (Travesties), 1984 (The Real Thing), 2007 (The Coast of Utopia) y 2023 (Leopoldstadt). Entre sus obras más conocidas también figuran Jumpers, Arcadia, The Invention of Love, The Hard Problem y Rock ’n’ Roll, piezas que combinan humor, rigor intelectual y reflexiones sobre política, ciencia y naturaleza humana.
En el cine, Stoppard dejó su sello tanto en guiones acreditados como en trabajos no firmados. Además de Shakespeare in Love, coescribió Brazil (1985) y adaptó El imperio del sol (1987), La casa Rusia (1990), Billy Bathgate (1991) y Anna Karenina (2012). También colaboró como “script doctor” en títulos como Indiana Jones and the Last Crusade y Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith.
Nacido en Checoslovaquia en 1937 como Tomáš Straüssler, escapó con su familia de la ocupación nazi cuando era apenas un bebé. Tras un periplo que los llevó a Singapur —donde su padre murió en un campo de prisioneros japonés— y luego a India, su madre contrajo matrimonio con el militar británico Kenneth Stoppard, y Tomáš se convirtió en Tom. Él mismo reconocería más tarde que, pese a sentirse plenamente británico, a menudo tenía la sensación de no encajar del todo: “A veces me encuentro con gente que no se da cuenta de que yo no formo parte del mundo en el que estamos”.
Stoppard no asistió a la universidad; comenzó a trabajar como periodista a los 17 años mientras escribía obras para radio y televisión. Su éxito temprano culminó en 1966 con Rosencrantz y Guildenstern han muerto, que lo convirtió en el autor más joven en estrenar en el National Theatre. Su teatro, situado entre el absurdo y lo filosófico, juega con el espectador, la narrativa y la propia estructura dramática, rasgo que se repetiría a lo largo de su obra en más de treinta piezas para el escenario, el cine, la televisión y la radio.
En su vida personal estuvo casado tres veces: con Josie Ingle (1965–1972), Miriam Stoppard (1972–1992) y Sabrina Guinness (desde 2014). Le sobreviven sus cuatro hijos.
Como señaló Pablo Pardo, quizás lo más “stoppardiano” de su legado es que muchos lo recuerden por la película que encumbró a Gwyneth Paltrow, y no por obras como Arcadia, donde entrelaza el romanticismo, la vida sentimental de Lord Byron y la segunda ley de la termodinámica, en un ejemplo perfecto de su habilidad para convertir la inteligencia en espectáculo y hacer de la complejidad un placer escénico.




