Ricardo, el de corazón grande, el gran Talento creador, el generoso compañero
y amigo, el gran líder del teatro comunitario, el consecuente artista
que nunca olvido, que los árboles crecen profundizando sus raíces; él que tenia
claro que en cada corazón del habitante urbano pelecha un artista en potencia y
sabía que solo había que animarlo a compartir; él que hasta el último hálito de su
fructífera existencia física practicó la solidaridad como ejercicio de fraternidad e
hizo del teatro pan y agua para la resistencia —siempre estuvo en la primera
línea—, estoy seguro que la impotencia de su cuerpo cansado en estos tiempos
tenebroso precipitó su partida. Él está hoy más vivo que nunca.
No te preocupes Ricardo hiciste bien la tarea. Otros brazos se levantarán y otros
corazones verterán su sangre por lo justo. Estás vivo y presente en todos los
hombres y mujeres de américa latina beneficiarios de tu generosidad, estás en
nuestros teatros, en la Red argentina, colombiana y latinoamericano de teatro
comunitario que animaste con tu ejemplo, en nuestros personajes, tanto los de
carácter como los corales, en nuestras ganas de seguir creando y elevando
cometas en nuestras comunidades, en Catalina Sur con tu parcero Adhemar, en
el Circuito cultural barracas animando a Marina, Néstor y Corina a seguir
adelante. Solo lamento no poder volver levantar la copa, brindar y compartir en la
mesa de la cocina junto a Catalina y tus hijos. La próxima vez, allá, brindaremos
por ti. Ahora a seguir con la tarea que nos dejaste . Hasta siempre Ricardo
querido.