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El artista adolescente celebró 30 años

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La compañía Teatro de Arena organizó el festejo al cumplirse 3 décadas del estreno del inmortal montaje

Martín Acosta, Arturo Reyes, Mario Oliver, Luis Mario Moncada, Matías Gorlero y Eva Aguiñaga. Foto: Salvador Perchés.

El 21 de julio de 1994 se estrenó una de las obras de teatro que marcarían un nuevo rumbo en los escenarios mexicanos. Un montaje histórico que impactó de muchas maneras a quienes participaron en él, y a quienes tuvimos el privilegio de verlo y que, superando la efímera naturaleza del hecho escénico, lo hemos guardado intocable en la memoria.

Se trata de James Joyce. Carta al artista adolescente, que este 21 de julio de 2024 tuvo un festejo más que emotivo por esas tres décadas de vida que ha tenido, y que reunió a parte del elenco original, de los creativos que le dieron vida y de decenas de espectadores que nos sentimos (y somos) partícipes de la historia de este montaje.

El festejo tuvo lugar en el teatro El milagro, que poco antes del mediodía de este domingo ya estaba plagado de caras conocidas en los ámbitos teatrales. Saludos iban y venían, sonrisas, suspiros, recuerdos. Preguntas y respuestas: ¿Cuándo la viste? ¿Te tocó con Alejandro o con Ari?

Con la sala pequeña sala ya abarrotada arrancó la “función” de celebración. 

Fue Mel Fuentes quien abrió la tarde con la lectura de una carta dirigida precisamente a James Joyce, en la que los artistas mexicanos involucrados en el montaje de Carta… le expresan su admiración y festivamente le comentan recetas, amoríos, secretos…

Esa lectura fue el trampolín para dar un salto hacia al pasado, dividido en tres memorables momentos:

Capítulo 1. La infancia. 

“En aquellos tiempos –ah qué buenos tiempos eran—había una vez una vaquita (muuuuu) que iba por un caminito donde se encontró un niño muy guapo al que llamaban ‘el nene de la casa’”. 

Baruch Valdés, Miguel Tercero y Manuel Cruz Vivas sobre el pequeño escenario amarillo daban nueva vida al texto que Luis Mario Moncada y Martín Acosta, habían escrito tres décadas atrás, a partir del original de Joyce.

Fueron 20 minutos en que, como flashazo, vino a las mentes de todos los presentes aquella función en la que se conmovieron con las actuaciones de Alejandro Reyes (QEPD), Mario Oliver y Arturo Reyes, presentes en la sala, y seguramente más emocionados que todo el resto de los espectadores.

Un segundo momento de viaje al pasado fue disfrutar del cortometraje documental en el que Martín Acosta “reconstruyó” La belleza de la fugacidad que significó aquella puesta en escena.

Voces de los actores (veinteañeros entonces), de los jovencísimos creativos, de colegas que la disfrutaron, elogiaron y apoyaron en su momento, como Otto Minera, Claudio Valdez Kuri, Marina de Tavira, Mariana Giménez…

¡Qué maravilla de material!, que gran trabajo de recopilación y de edición.

Finalmente, la tarde cerró con un brevísimo conversatorio entre David Olguín y Luis Mario Moncada, quienes esbozaron el tema Posmodernidad y narraturgia, transiciones al siglo XXI.

En voces de ambos dramaturgos pudimos recordar títulos de obras, creadores, actores que a partir de 1988 empezaron a dar un giro a la forma de hacer teatro en nuestro país.

Una forma que ha tenido una larga herencia que aún hoy en día es evidente en decenas de compañías y grupos en todo el país. Entre ellos Teatro de Arena, que convocó e invocó para que los dioses del teatro bajaran este 21 de julio a la calle de Milán, donde cada noche ocurre el milagro del hecho teatral.

Un milagro que se prolongó al término del festejo, al descubrir en el vestíbulo del teatro que ya vieron la luz dos publicaciones de la misma compañía: la primera que reúne los libretos de cuatro de sus montajes (James Joyce. Carta al artista adolescente; Las historias que se cuentan los hermanos siameses; Hans Quehans, un payaso sin opiniones; Junio en el 93); y la segunda la novela Perdóname Yukio, en la que Alejandro Reyes cuenta su viaje a la ciudad de Jalapa, a donde acudió a invitación de su maestro Abraham Oceransky para ensayar una obra sobre Mishima.

Cuenta Luis Mario Moncada que, “a mediados de 1996 -ya muy enfermo- Alejandro nos legó el manuscrito de una novela con la petición de que intentáramos publicarla. Tardamos 25 años en cumplir nuestra palabra, pero estoy convencido que la novela llega en el momento justo”.

Felicidades a Teatro de Arena, a Martín, a Luis Mario, y a cada uno de los integrantes de la compañía, y a los miles de espectadores que nos hemos nutrido de belleza, gracias a su talento, su trabajo y su constancia. 

Luis Mario Moncada y David Olguín hablaron sobre Posmodernidad y narraturgia, transiciones al siglo XXI. Foto: Salvador Perchés Galván.

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