Capta la esencia cultural de la historia afro
La puesta en escena Canta, Nina en el Teatro Sergio Magaña de la Ciudad de México, es una alegría visual y emocional, diseñada para un público infantil, pero con un mensaje que resuena en todas las edades. Los colores vivos del vestuario y la escenografía nos sumergen en una alegría vibrante de las raíces afrodescendientes, creando un ambiente que captura la esencia y la riqueza cultural de la historia afro.
El argumento es poderoso: revivimos un momento clave en la infancia de Nina Simone, cuando su indignación por la segregación racial la lleva a detener el tiempo. En ese intervalo mágico, es visitada por su yo futuro, quien la guía a través de enseñanzas que le darán fortaleza para enfrentar la injusticia.
La dirección y la música en vivo son cautivadoras, envolviendo al público en melodías que tocan el alma. El uso del teatro de objetos y títeres es particularmente entrañable, permitiendo a lxs niñxs y demás espectadores, conectarse profundamente con la historia.
Teatrapos, la compañía responsable de esta obra, ofrece una interpretación impecable tanto de la pianista como de las dos actrices que narran la historia. En especial, la titiritera que da vida a la niña Eunice Kathleen Waymon (Nina Simone) se destaca por su capacidad para compartir, de manera generosa, anécdotas que nos permiten conectar profundamente con su historia. Su interpretación se convierte en un reflejo del racismo sistémico que enfrentamos las mujeres afrodescendientes, aportando un discurso diverso y esencial en los escenarios mexicanos. Sin embargo, la manipulación del títere que representa a la adulta Nina Simone, realizada por una persona no afrodescendiente, plantea una cuestión ética importante sobre representación y la no usurpación en el arte.
Este dilema nos invita a reflexionar sobre los límites de la libertad artística en una obra que, por su naturaleza, busca abonar a la visibilidad de personajes afrodescendientes. ¿Hasta qué punto esta libertad puede ser ejercida sin caer en la usurpación cultural? La obra nos deja con una mezcla de emociones, entre la admiración por la propuesta escénica y la inquietud por las implicaciones de representación.
Dirigida por Andrea Cruz Meléndez, escrita por Omar Esquinca, Canta, Nina se presenta sábados y domingos, del 3 al 25 de agosto.