Proyecto 4to Studio, los domingos de septiembre en Jalisco: Foto. Cortesía
Cualquier artista que haya montado una obra de teatro alguna vez conoce las dificultades que esto conlleva. Los procesos por lo general no son lineales: desde las inquietudes artísticas hasta las dificultades burocráticas, hacer teatro es, como muchos dicen, un acto de resistencia.
Julia Testa, directora y productora argentina con veinte años de residencia en Guadalajara, presentará próximamente la obra Lágrimas de Agua Dulce, de Jaime Chabaud, en el Conjunto Santander de Artes Escénicas. Julia reconoce que gracias a las exigencias de este proyecto desarrolló nuevas habilidades que se reflejan en el trabajo final: un monólogo interpretado por una cuentacuentos y su libro pop-up donde manipula a doce títeres. Todo comenzó en su encuentro con el texto y su enamoramiento a primera vista de esta historia…
Julia: Conocí el texto gracias al montaje de Perla Szuchmaher. Ella hizo una adaptación del original, lo volvió un monólogo. Yo tenía ambos textos y dije “Perla ya la giró, yo tengo que hacer algo completamente diferente porque ella es única”. Tomé el original de Jaime y le dije, no lo voy a tocar, pero voy a crear un personaje que lo cuente. Ahí nació la cuentacuentos. Lo que hice fue agregar un inicio y un final para justificar a su personaje y tengo rompimientos donde ella narra ciertas cosas. Cuando Jaime la vio, me dijo “Tú prefieres pedir perdón que permiso”.
Al saber que esta obra ya la había puesto Perla, pensé que debía hacer algo diferente. Como yo la quería hacer itinerante y que pudiera viajar, necesitaba a una sola actriz. Pensar en un mecanismo que me permitiera tener múltiples títeres en escena (porque son doce personajes) me llevó medio año.
Uno de los mayores retos de la obra fue quizá encontrar a la cuentacuentos ideal, una actriz que tuviera la formación y perfil para manipular a doce personajes y generar esa conexión con los niños…
Julia: Mi primera actriz fue Jessi Cortés porque es cuentacuentos, pero en aquel momento no sabía exactamente lo que quería para la obra. Entrené mucho con ella pero yo no daba pie con bola. Corté el proyecto. A todos los creativos les pagué y les dije “no he encontrado el lenguaje que quiero, cuando tenga claridad lo vemos”. Fue el primer fracaso. La obra me dijo que no iba por ahí y que tenía que aceptarlo.
La pasión de Julia por la literatura para las infancias le dio la primera pista…
Julia: Tengo debilidad por los libros de cuentos de niños. Cuando voy a las librerías me paseo por esas secciones porque ahí encuentro un lenguaje estético. Yo dirijo para las infancias. Ahí observo qué le gusta a los niños, las estéticas, los temas, los discursos… Un día agarré un libro pop-up, lo abrí y me fascinó. Crucé la idea: Teatro de papel con libros pop-up.
Fue entonces que Julia buscó los recursos tanto materiales como teóricos para aprender a manipular el material. Papiroflexia, creación de títeres, arquitectura de papel y lo más importante: el libro que serviría como dispositivo escénico. Fue un proceso largo y apasionante cuyo siguiente paso lógico era encontrar a una actriz que tuviera las capacidades de llevar a cabo el proyecto:
Julia: Contacté a Andrea Belén SanSa. A ella ya la había visto en escena, tiene formación de titiritera y siempre me gustó. Es una actriz muy sutil, observo mucho sus manos y yo necesitaba a una persona delicada, fina y ágil que pudiera hacer magia con los títeres de 10 centímetros, además de tener un trabajo de voz muy bueno porque deben adquirir vida a través de una ficción vocal muy grande. Ella crea a doce personajes con diferentes voces e identidades. Los conflictos son un trabajo actoral de parte de Andrea gracias a su técnica del monólogo y como cuentacuentos. Trabajar primero con Jessi Cortés fue recibir una masterclass sobre cómo contar cuentos. Fusioné lo que aprendí de Jessi y se lo pasé a Andrea como un tesoro.
Con la actriz lista y el dispositivo escénico en mente, vino la parte del diseño…
Julia: Entra un grupo de diseñadores gráficos a cargo de Rubén Flores. Cuando yo lo cito para decirle lo que quería me dijo “Estás loca, yo no te haré la arquitectura de papel, si me das los diseños, te pongo la parte gráfica con un equipo creativo”. Lo terminé haciendo yo. Cuando me presentaron al equipo de diseñadores me di cuenta de lo caro y complejo que es ese universo. Ellos, sin embargo, estaban tan enamorados de que el resultado fuera un libro que se apasionaron y siempre me preguntaban qué más había que hacer.
Con las cuestiones estéticas y materiales resueltas, hay una cosa más en la que pensar: el discurso…
Julia: La obra habla de la explotación infantil. Trata sobre una niña que llora lágrimas de agua dulce en un pueblo que atraviesa una gran sequía debido a la corrupción del gobierno. Cuando descubren que Sofía llora estas lágrimas potables los adultos empiezan a hacer negocios con ellas. Hay una escena donde incluso torturan a la niña para hacerla llorar. Esta escena me hizo pensar, ¿esto es teatro para niños? Recordé el consejo de Daniel Patiño, mi colega de la compañía: “Sí, es teatro para niños, ahora el reto es que tú tienes que montarla para niños”. Yo he entendido que la dramaturgia para niños tiene un grado de visión de las niñeces que no es adultocentrista. En el mundo de las problemáticas sociales el niño tiene voz y voto donde toma decisiones. Perla Szchumaher dice “Los niños viven estos conflictos, lo que menos queremos es generarles irrealidades, queremos darles herramientas, empatizar y decirles que tienen derechos”.Vamos a hablar de cosas duras y problemáticas sociales… pero hay que ponerle esperanza.
Julia afirma que es en la pre-producción donde el artista debe plantearse todas las preguntas que dirigirán su proyecto.
Julia: La preproducción te da toda la naturaleza del proyecto. Las primeras preguntas son muy importantes: ¿Lo quieres mover? ¿En qué espacios quieres estar? Todas estas preguntas me llevaron un año. Mis proyectos son a fuego lento. Cuando tienes la idea clara puedes incorporar a los actores, si no, todo el mundo pierde el tiempo.
La trayectoria de la obra ha traído grandes satisfacciones a Proyecto 4to Studio. Desde temporadas en teatro gracias al estímulo Proyecta, pasando por FONCA y una gira a veinte bibliotecas públicas del Estado de Jalisco. Con Alas y Raíces fueron a centros culturales, albergues y casas hogar. Han visitado festivales de día del niño, ferias del libro, etc. Julia afirma que la gira por bibliotecas le “dio lo que necesitaba de acuerdo a la naturaleza de su proyecto”. Ahí aceptó que su obra es de pequeño formato y que no debe modificarlo para venderlo. Ha negado propuestas para presentarlo al aire libre o a grandes públicos porque sabe que eso sería imposible dado su dispositivo escénico hecho de papel y la atención al detalle que requiere.
Julia: Yo definí mis puntos para ser fiel al proyecto. Trabajar con instituciones que estén a favor de las niñeces, no trabajar con grupos políticos, serle fiel al concepto de la puesta en escena y trabajar en pro del mismo. Cada vez que tengo que tomar decisiones con mi proyecto me pregunto, ¿cumplo con esto? Si no, tengo que declinar y avanzar. Ya van siete años con esta obra. No es una carrera contra el tiempo. Me enorgullece tener 87 funciones más las próximas. La obra ha ido como a cuentagotas encontrando los lugares donde pertenece. Ha dado frutos y llegado a infancias y a los papás. En nuestra gira hubo personas que nunca habían visto teatro. Al finalizar hablábamos sobre la obra y los derechos de los niños. Me parece que la obra cumple sus objetivos cuando se concibe de esa forma íntegra.
Gracias a otros estímulos que obtuvieron después, realizaron campañas publicitarias para hablar de los derechos y las obligaciones de las infancias. Incluso, durante la pandemia, realizaron transmisiones de la obra en Zoom con el Teatro La Capilla. Lo que aún no han hecho, dice Julia, es salir del país, pero ganas no les faltan…
Julia: Lo que aún no hemos hecho es salir del país. A donde nos inviten. Tenemos el corazón puesto en que vamos a cumplir cien funciones y tiraremos la casa por la ventana. Es un logro porque es un esfuerzo muy grande mantener una obra en el tiempo, siendo super vista y tratar de renovar público todo el tiempo. No somos un estreno, necesitamos estrategias de venta muy diferentes.El proyecto es tan rico que siempre da trabajo para todo el equipo. Tiene la estrella de ser abundante.Siempre, como compañía, una vez al año tratamos de ponerla en un teatro. Es muy bonito verla con la iluminación. Ahí llega un público que ya es teatrero. Me doy el gusto de ponerla ahí no porque me haga rica, siempre es un riesgo.
Lágrimas de Agua Dulce es un proyecto que ha traído grandes satisfacciones a Julia y a su equipo. Gracias a esta obra, la compañía ha crecido artísticamente. La mayor satisfacción, sin embargo, es la del resultado final: la función. Julia declara que lo que más disfruta no es la obra en sí misma, sino su público:
Julia: Cuando un niño ríe digo ya está, lo logré. Una vez un niño salió corriendo a abrazar a la titiritera. En otra ocasión, otro le pidió ver al títere de Sofía y trató de consolarla. Yo sé que la actriz lo va a hacer bien así que no necesito verla. El verdadero momento de felicidad para mí es mirar al público.
Lágrimas de Agua Dulce se presentará en el Conjunto Santander de Artes Escénicas en Zapopan, Jalisco; los domingos 1, 8 y 22 de septiembre a las 13:00hrs.
