Juan Balam, la historia del niño tigre, a cargo del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de Xócen, se presentará al aire libre en el municipio de Valladolid ,Yucatán, 24, 25 y 26 de octubre

Quizá le habría alegrado al atormentado Horacio Quiroga (1878-1937) imaginar que más de 100 años después de haber publicado su cuento Juan Darién, este sería llevado al teatro en el escenario en que él lo imaginó: la selva, que él también habitó y amo.
Pues así sucederá este 24, 25 y 26 de octubre ya que el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena LTCI de X’ocen y el Colectivo Escénico El Sótano, estrenarán en Yucatán la versión de esta obra dramática bajo el título de Juan Balam, adaptación mexicana, pero sobre todo yucateca y maya, es decir bilingüe, que se presentará en el espacio protagónico que el LTCI tiene en la selva de X´ocen, escenario único y natural para la pieza, ya que Juan Balam es un niño tigre y todo el relato está atravesado por animales.
Juan Balam es una adaptación que Bryant Caballero, director de teatro y miembro del Colectivo Escénico El Sótano, trajo de Buenos Aires al conocer la puesta escena que el argentino Mauricio Kartun realizó en su país y tituló Salvajada, inspirada en esa historia del autor de los famosos Cuentos de la Selva, y que aborda sobre todo, el tema del acoso a las personas “diferentes” a un grupo, a una población, a la mayor parte del género humano.
Caballero y su equipo primero tuvieron que adaptar la pieza al yucateco porque tenía mucho caló argentino, el año pasado presentó una lectura dramatizada en Mérida con el nombre de Juan Balam —Balam es un apellido común en la península de Yucatán, que se asocia con el jaguar, un animal sagrado y poderoso—. Pero su intención era proponérsela a la maestra Delia Rendón Novelo, directora del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de X’ocen para trabajarla con los actores del Laboratorio, proposición que fue aceptada.
Desde enero comenzaron a afanarse ambos colectivos en X´ocen para lograr esta hazaña que se convertirá en el primer proyecto en coproducción que realiza el LTCI en sus 36 años de existencia, y que con emoción El Sótano aceptó como propuesta. Ambos colectivos comparten la visión e interés de hacer teatro comunitario, y el trabajo conjunto resultó enriquecedor para los integrantes de ambas compañías.

La también dramaturga y actriz Delia Rendón reconoció el aprendizaje que ha sido para el LTIC trabajar con El Sótano. «En estos momentos nosotros sí necesitábamos un impulso en materia de educación teatral, seminarios, talleres, cursos, porque hace tiempo que no teníamos un trabajo así de intenso para actualizarnos y esto ha sido muy bueno porque ellos han implementado estos talleres de expresión corporal y acondicionamiento físico, que han sido muy importantes para la obra misma que está planteada como un proyecto multidisciplinario”.
“Hemos tenido un maestro de música, y un guía para manejo de títeres; y ellos nunca habían operado un espacio escénico al aire libre o trabajado con actores de todas las edades; y eso nos ha enriquecido a ambos grupos. Además con muy buena disposición de ambas partes, hemos logrado una positiva integración en los procesos creativos de la obra”.
Destacó que el escenario en el que se desarrolla Juan Balam es la selva, el espacio natural en el que fue inspirada la historia, y el escenario de X´ocen es un gran atractivo para la pieza.
La historia es una fábula con elementos de realismo mágico que narra la vida de un cachorro de tigre, adoptado por una mujer viuda que ha perdido a su hijo; entonces una serpiente mágica interviene, transformando al tigre en un niño humano al que su madre llama Juan, que crece como un niño noble, generoso y estudioso, pero su origen animal lo convierte en blanco de burlas por parte de otros niños, y debe enfrentarse a la crueldad de la sociedad humana.
Rendón Novelo opina que la adaptación que realizó Mauricio Kartun del cuento de Horacio Quiroga es magnífica, sobre todo porque incide los valores del contexto mundial como mensajes de esperanza ante la deshumanización que vive el planeta en temas del medio ambiente, la violencia, el odio, el despreció y la discriminación a lo diferente.
Mientras que para Caballero el planteamiento dramático es magistral: recurre al miedo que provoca un animal salvaje, simplemente por lo imprevisto, inesperado, sorpresivo que podría ser su comportamiento de atacar, dañar, lastimar y matar, por lo que se vuelve imprescindible eliminarlo.
Sin embargo y contrario al canto de muerte, lo que domina es la canción de vida, respeto a la naturaleza, a la sabiduría cósmica, universal, al amor.
La obra tendrá más de 30 actores en escena con niños, jóvenes y adultos del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de X’ocen, en coproducción con el equipo del Colectivo Escénico El Sótano, bajo la dirección de Bryant Caballero por parte de El Sótano, un colectivo de teatro independiente integrado por jóvenes con 15 años de trayectoria sólida y reconocida en el país.

“La cosa más delicada en el proceso ha sido dialogar con el Laboratorio, porque nos enfrentamos a un equipo de personas que llevan una larga trayectoria y tradición de quehacer teatral que no queríamos interrumpir sino contribuir, y allí estaba la dificultad, que era lo que me quitaba el sueño. Pero la experiencia nos está haciendo descubrir un conjunto de saberes que nos ha enriquecido mutuamente”, dice Caballero tras la experiencia de trabajo con ellos en los meses que van del año.
“Algo que me tiene muy atrapado en la mirada y el interés es el vínculo que ellos tienen con la naturaleza, porque Juan Balam es un niño tigre, y todo el relato está atravesado por animales en la selva”, agrega.
Adelantó que el elenco será estelar ya que son las maestras y maestros del Laboratorio quienes lleven los personajes protagónicos, y los jóvenes talleristas serán los personajes de sostén, mientras los niños y niñas realizarán los cuerpos actorales de los animales o del pueblo.
“Esa lógica transgeneracional de ellos es bien bonita de observar, pero bien difícil de abordar; sorprende mucho lo fácil que ellos lo tienen introyectado en su lógica de trabajo, porque hay niños de seis o siete años y adultos que rondan los setenta años. Ese abanico de edad en escena, en ejercicio de ficción, es muy hermoso de mirar, pero también muy difícil de manejar, sin embargo muy gozoso. Para mí ha sido una experiencia abrumadora enfrentarme a todas esas nuevas realidades al ir construyendo la pieza con el Laboratorio”.
Para uno de los personajes, participan 20 de ellos, se trata de och kaan (la boa), una pitonisa que interviene muy directamente en la historia y produce sucesos mágicos. Se humaniza y 20 actores que atraviesa el escenario.
La obra será bilingüe, Caballero ya adaptaron la pieza al yucateco y ahora con el Laboratorio se ha hecho el trabajo de traducirla al maya. “Un equipo de jóvenes del Laboratorio, de alrededor de 18 o 19 años, se han encargado de la relectura de la pieza y la selección de los textos que les interesaba traducir para darle un arco a la historia, aunque el peso del español es mayor, la obra puede entenderse en maya gracias a este trabajo en colectivo, que no fue sencillo, porque el maestro Mauricio Kartun escribe de una manera muy metafórica, con un lenguaje muy poderoso y también difícil de pasar a otra lengua.
“Una vez que habían construido la traducción del maya al español yo quedaba anonadado, porque lograban una metáfora similar, un paralelismo de lo dicho; aunque también hay que decirlo, otras veces les costaba mucho y dejaban el diálogo tal cual. Creo que la gente que habla maya lo disfrutará mucho también desde el lenguaje”.
Caballero reconoce que la obra llevará un trabajo actoral doblemente difícil porque la mayoría de los actores son bilingües, y casi todos tienen diálogos en las dos lenguas, con parlamentos que van uno después del otro, en una lengua y luego en otra. “Habitar una emoción es complicado, pero habitar una emoción y volver a habitarla con la misma verdad, en dos lenguas, hace el trabajo actoral con alto grado de dificultad, y eso es también muy admirable y aplaudible, digno de admirar”, afirma.
Y habla del otro personaje estelar de la obra: el escenario, la selva. “X´ocen es protagónico, en la historia la selva es un gran personaje, y el teatro es un espacio al aire libre, integrado dentro de la selva, ya solo sentarse a mirarlo sin que nada ocurra, tiene su belleza. Así que ver la obra ahí será una experiencia que muchos nunca han vivido, y eso la hace única e imperdible”, afina.
“Estamos convencidos de que producir teatro en lengua maya es una herramienta que permite el rescate del idioma, costumbres, tradiciones, ceremonias, historia, leyendas, fortaleciendo el sentimiento de identidad, de pertenencia. Trabajos como el de “Juan Balam” permiten a la población maya hablante acceder al teatro universal”, añade por su parte Sylvia Saldaña, promotora cultural y representante del LTCI.
—¿Cómo trabaja el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de X’ocen, cómo viven los actores, cómo se reúnen para ensayar, cómo es el mundo cotidiano, si es que hay un cotidiano, en el Laboratorio?—se le pregunta a la maestra Rendón.
—Actualmente solamente estamos funcionando dos Laboratorios, el de Tabasco y nosotros en Yucatán. Siempre hemos trabajado en varias comunidades, tenemos maestros auxiliares que están en las diferentes comunidades dando clases actorales, de danza, y de otras materias como voz, dicción, memorización, análisis de texto… Son 32 materias, algunas son teóricas y otras teórico-prácticas. Y X´ocen es la sede donde nos reunimos para ensayar las obras, porque allí está el espacio escénico; en las otras comunidades trabajan en la plaza cívica de las escuelas, en la cancha de la comunidad, en el parque, allí no tienen la infraestructura para ensayar y presentar una obra, por eso es en X´ocen donde nos reunimos los fines de semana a montar las obras, allí se hace un trabajo de rutina previo al ensayo, el calentamiento. Todo lo que ensayamos en X´ocen lo tienen que ensayar en sus comunidades el resto de la semana. Luego, otro fin de semana, se vuelven a trasladar para hacer la lectura de la obra, se comienza la traducción de la obra al maya, siempre lo hacemos porque el noventa por ciento de la gente habla maya, casi siempre nuestros montajes son bilingües, para que todos puedan entender las obras Hemos hecho montajes hasta con 400 actores, como la obra “Momentos sagrados mayas”. Actualmente tenemos como 200 actores, antes de la pandemia teníamos casi 500, pero bajó mucho por los problemas que nos dejó esa epidemia.
—¿A qué se debe este posicionamiento del teatro en Yucatán?—se le cuestiona a Bryant Caballero.
—Yucatán ya tiene unos años que ha venido creciendo en su propuesta teatral, y creo que la principal causa es la profesionalización del gremio, la Universidad de las Artes de Yucatán ya cumplió 20 años y se puede ver el resultado de los cuadros formados, la mirada que otorga la educación superior, y eso ha redundado en un teatro de mejor calidad, propuestas mejor elaboradas y un teatro más interesante. Luego está la larga tradición de teatro regional que ha generado un imaginario social de ir al teatro, no es desconocido para la gente ir al teatro, y la movilización de unos públicos a otros. Y por otra parte Mérida está teniendo un discurso de seguridad que vende ante la realidad del país, quizá una realidad transversal de paz romana, de una falsa seguridad a cambio de libertades, pero finalmente una realidad que atrae capitales, intereses, personas y desde luego artistas y turistas.
Las presentaciones de Juan Balam, obra beneficiaria del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, serán en X´ocen, y tendrán a la selva como personaje protagonista. Es importante recordar que el TLCI cuenta desde 2019 con el apoyo de la Dirección de Vinculación con Estados y Municipios de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, lo que le ha permitido seguir produciendo y formando nuevos actores.
El teatro del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena es un espacio al aire libre, de belleza admirable y será en un escenario que se antoja excepcional. El LTCI de X’ocen y el Colectivo Escénico El Sótano esperan llevar “Juan Balam” también a Tabasco al escenario del otro Laboratorio que ha logrado sobrevivir, y les gustaría presentar esta obra en Veracruz, Oaxaca, y en el Complejo Cultural Los Pinos en la Ciudad de México.






