
El obscuro final ha caído sobre la Muestra Estatal de Teatro (MET) Campeche 2025, y el silencio que le sucede es la vasta reverberación del mar. Este encuentro sucedido en Ciudad del Carmen, isla que me recuerda con sus dos puentes tan extensos que siempre hay conexión entre la tradición y la renovación, también fue un momento de reencuentro generacional, una travesía emocional y testimonio del crecimiento escénico en el estado.
Han pasado varios años desde la última emisión, en este tiempo ha corrido mucha agua bajo los puentes. Mi camino, iniciado al salir de la ciudad a los 17 años, me permite sentir esta muestra con la intensidad de un hijo que regresa a casa, testigo de su transformación.
La MET 2025 la he sentido como el propio vaivén intermitente y voluble de las olas carmelitas. Hubo oleajes bruscos y lluvia en la gestión y operatividad, exigiendo temple y navegación, también caricias de espuma de mar con cada presentación, y pausas frescas con la brisa al anochecer en las conversaciones posfunción.
Bajo la luna creciente de octubre que se volvió llena durante el encuentro, agrupaciones de distintas generaciones ofrecieron piezas que resonaron con el contexto social, cultural y emocional de Campeche. Esta crónica breve, hilvana las presentaciones desde la mirada de una artista que vuelve a casa con ojos más maduros y corazón abierto.
6 de octubre. Empatía para nuevas generaciones
Lo que queda de nosotros – Dupper Teatro
La muestra abrió con una propuesta dirigida a adolescentes y preadolescentes, escrita por Sara Pinet y Alejandro Ricaño, y dirigida por Norberto Ek Duarte. La obra se presentó con una estética clara y empática, reconociendo que el público joven merece obras que les hablen directamente, sin suponer que “ya saben ver teatro”.
Dani Cienfuegos y Adrián Enrikez ofrecieron interpretaciones que, aunque aún en bosquejo, generaron ternura y conexión. El reto actoral de representar múltiples personajes con un solo actor y actriz se convierte en una oportunidad de crecimiento técnico. La dirección, aunque aún en maduración, muestra intención clara y sensibilidad.
El tema de la relación con las mascotas se convierte en una reflexión social sobre el abandono animal y la tenencia responsable, especialmente relevante en el contexto campechano.

7 de octubre. Fantasía en leyenda y Frida como manifiesto
Colibrí pica flor – Origami Teatro
Adaptación y dirección de Alexander Paján. Abigail Ortiz y Alexander Paján mostraron, con sus actuaciones, la vasta experiencia y funciones dadas de este espectáculo, la interacción con el público casi de improviso generó conexión con todas las edades. Una historia que cuenta alguna versión soñada del por qué existe el colibrí, una historia que invita a las infancias a conocer la magia del Teatro. La compañía, representante de Ciudad de del Carmen, es un referente poderoso de lo que se hace en materia de Teatro en este municipio.
Viva la vida – Vanialessia Producciones
Con texto de Humberto Robles y dirección de Néstor Galván, Vania Alesia Medina encarnó a Frida Kahlo con una organicidad vocal que conectó profundamente con el público. La música de Víctor Vizcarra no fue solo acompañamiento, sino hilo narrativo que intensificó el monólogo.
La interpretación fue honesta y se vislumbró una oportunidad en el entrenamiento físico para alcanzar impecabilidad escénica. La biomecánica de Meyerhold se propone como camino para multiplicar la potencia emocional con precisión corporal.
La obra, inevitablemente permeada por el feminismo, se convierte en un espejo de la resiliencia y autenticidad femenina en el México actual.
8 octubre. Social y reflexivo
Biktarvy XXXVI+ Un monólogo reivihndativo de Eliud Sánchez y Producciones Lingo, que con su valentía para confrontar temas incómodos, nos incitaron a lo visceral, haciendo un teatro provocativo que agitó las aguas. Se detectaron áreas de oportunidad en crecer los momentos de confrontación a través de lo aparentemente banal. La dirección podría revisar y ajustar prioridades temáticas para traspasarlas a escena y enriquecer más esta producción que interpreta una realidad vigente y lastimada en Campeche y México. Una realidad de la comunidad LGBTQ+ que vive con VIH.

9 de octubre. Mitos, disidencias y cuerpos como lienzos
Xtab, la verdadera historia… – Colectivo Teatral Xtab
Basada en el texto de Elvira Tello Caden, esta obra resignifica el mito fundacional de la deidad campechana Xtab. Elizabeth Montero Álvarez, con su cuerpo dilatado en escena, encarna la memoria cultural. La dirección de Juana Rodríguez propone un paralelismo poderoso: Adoctrinar con teatro, ahora desde lo prehispánico.
La principal área de oportunidad radica en transitar de la narración a la acción pura, explorando el verbo como motor escénico. El uso ritual del objeto, como propone Grotowski, podría potenciar la estética y simbolismo.
Nuestras Voces: El eco de nuestra historia – Posdistopía Teatro
Con dirección de Talitha León Mis y dramaturgia de Michelle Ruiz, esta obra aborda las disidencias sociales desde la voz femenina. Las actrices se convierten en cuerpos-lienzo, proyectando historias y luchas.
La escenografía, con marcos y sillas, plantea un reto formal: ¿Utilería o símbolos de frontera y resistencia? El uso consciente de estos elementos puede elevar la potencia simbólica de la puesta.
Posdistopía Teatro, confirma que el arte disidente en Campeche es fértil y transformador.
10 de octubre. El reencuentro generacional
La última bolada«– Divino Narciso Teatro
Saúl Díaz presentó una pieza íntima y nostálgica. Su interpretación vocal y escénica, acompañada de boleros campechanos, fue símbolo de madurez y entrega. Un acto vulnerable de exposición de recuerdos y emociones.
Susana San Juan – Personare Texto de Brígido Redondo. Dirigida por Lulú Ávila y actuada por Rosa Elvira Novelo, esta obra mostró el dominio del oficio. El coro de muertos, la melodía vocal y la sincronía escénica revelan una estética pulida y profundamente campechana.
Ambas puestas convivieron en una misma tarde, representando tiempos distintos, búsquedas diversas y el arte de un mismo lugar.
Reflexión final. Teatro en plenilunio
La METCAMP25 fue una revuelta de oleajes escénicos: Provocación social, resignificación cultural, exploración estética y reencuentro generacional. Desde el teatro para infancias hasta el monólogo mítico, desde la voz feminista hasta el canto nostálgico, la muestra confirmó que el teatro campechano está creciendo.
Como escribió Santiago García: “El entrenamiento es una práctica continua que transforma al individuo para transformar la comunidad.” Esta muestra fue testimonio de esa transformación.
El teatro, en su esencia, despierta empatía, comunica y construye comunidad. Con la luna llena, el oscuro en escena llegó, pero la reverberación sigue. Por los que están, por los que estuvieron y por los que vendrán… ¡A seguir Teatro Campechano!






