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El Palacio de los Títeres: donde la imaginación nunca duerme

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Una joya brillante y mágica para las infancias en el corazón de Querétaro

En el corazón del centro histórico de Querétaro, entre calles que resguardan siglos de arte y memoria, ha nacido un lugar que promete encender la imaginación que nunca duerme: El Palacio de los Títeres, un espacio exclusivo para las infancias creado por el actor y titiritero Raúl Ángeles, quien ha dedicado su vida a transformar la ternura, el juego y la fantasía en espectaculos teatrales para niños y niñas.

Aquí comienza la magia 

Raúl soñó durante años con un espacio hecho 100% para los niños y niñas, un lugar donde la fantasía no tuviera límites. “Quería crear algo que les diera poder, pertenencia, algo que es difícil de encontrar cuando se es menor —despertar la imaginación para que los lleve a sus sueños. Si creen, crecen, se desarrollan y todo lo logran.” Así nació El Palacio de los Títeres: un reino de cuentos e historias, donde los objetos cobran vida, los dragones duermen en los áticos, los héroes juegan en el sótano y la risa se escucha en cada rincón. Raúl lo dice con una sonrisa que delata su niño interior: “Un palacio es el lugar principal de los pueblos. Tiene peso, historia y elegancia. En este palacio los reyes son los niños y las niñas.”

El titiritero y su reino de sueños

Desde que descubrió el poder de animar un simple trapo, Raúl supo que había encontrado su vocación. “En una función puedo llegar a ser quince personajes… los títeres me dan vida. Ellos dicen lo que yo no me atrevo; no tienen filtro, y siempre se ven lindos.” En el Palacio, cada función es un acto de entrega total. Raúl lo explica con ternura: “Cuando salgo a escena, lo doy todo sin reservas. Olvido todo y dejo mi ser en mis títeres. Es mi manera de amar”. Con ese espíritu lúdico y apasionado, ha recorrido escenarios de México, Venezuela, España, bueno, centenares de escenarios, grandes, pequeños, pero todos importantes, tejiendo lazos con la gran familia titiritera.

Hoy, ese camino desemboca en un sueño tangible: un teatro único y brillante, un tesoro infantil escondido en un rincón de Querétaro, donde la niñez vuelve a ser el centro de la historia. “Una vez me regalaron una abejita inflable, para todos lados andaba con ella, la abejita un dia se desinflo de las orejas y yo segui dandole vida, siempre jugué con mis caballeros del zodiaco, les hacia su mundo en el cerro de Chapulhuacán; mis tios braceros en Estados Unidos mandaban juguetes al rancho, ya sabian que me gustaba por eso a mi me mandaban muñecos articulados y a mi hermano carritos, de ahi inició mi pasión, desde niño fue intuitivo, depués hice mis títeres y de pronto inicie mi compañía; ya luego de tener más de 5 obras,me dije, es tiempo de aprender y ahora sí a estudiar, mi primer curso fue con el maestro Edwin Salas.

La olla y el cucharón, el sábado 1 de noviembre, y domingos 9 y 30 de noviembre en elpalaciodelostiteres.boletoteatro.com.

El arte de tratar a los niños como reyes

El Palacio no es solo un espacio escénico: es una filosofía. Cada función está pensada para honrar la imaginación infantil. Los niños no son espectadores: son reyes, creadores, juglares y soñadores a la vez. “Queremos que los niños aprendan, creen, vean, hagan y hasta compren títeres. Aquí todo es títere: guiñol, sombra, bocón, híbrido, máscara y objeto. El teatro es un laboratorio poético donde todo cobra vida.” Raúl y su equipo diseñaron el lugar como una cajita de sorpresas hecha con amor: Un sitio donde la luz, la música y el color se entrelazan en una experiencia sensorial inolvidable.

Imaginación que nunca duerme

El titiritero cree en el poder emocional del juego. Sus espectáculos y talleres están pensados para sanar, incluir y abrazar todas las realidades. “Las temáticas que manejamos son para las minorías, los grupos vulnerables, los niños, las discapacidades. Queremos mostrar, a través del teatro, el empoderamiento y el valor de ser únicos.”

El proyecto no solo busca entretener: su misión es empoderar a las infancias y devolverles la posibilidad de jugar sin prisa. “Quiero alargar la inocencia”, dice Raúl con una sonrisa. “Hoy los niños están perdiendo ese periodo de juego. Yo solo quiero seguir jugando y tener más tiempo para hacerlo”. Además de funciones, el Palacio ofrecerá talleres para profesionales, niñas, niños y familias. Habrá fines de semana de convivencia padres e hijos, y los lunes abrirá sus puertas al Árbol de la Palabra, un espacio donde autores de literatura infantil podrán escribir y compartir sus obras.

Patán se presenta el sábado 15 y los viernes 21 y 28 de noviembre. elpalaciodelostiteres.boletoteatro.com

Querétaro, escenario de un nuevo sueño

“Yo crecí en Jalpan. Soy lo que soy después de ver un espectáculo, y ahora quiero que otros niños vivan ese mismo sueño.”

Raúl lo dice con la convicción de quien ha encontrado su propósito. El Palacio de los Títeres es su manera de devolver al arte todo lo que el arte le dio: una casa, una familia, unos amigos, una voz y un sinfín de personajes que habitan su alma. Su sueño es que este lugar se convierta en una trinchera luminosa de creatividad constante, un faro para titiriteros y un refugio para las infancias. “Sueño que los niños salgan con el cerebro explotado de imaginación, con el corazón despierto y los ojos brillando de curiosidad.”

La trinchera de los sueños

El camino no ha sido sencillo. Crear un espacio para niños en el centro histórico —rodeado de cafés y bares pensados para adultos— fue un acto de valentía. “Era un riesgo enorme, pero también una necesidad. Quería un lugar donde los niños pudieran venir a soñar sin miedo”.

El motor que lo mantiene en marcha, asegura, es su niño interno. Ese que sigue imaginando mundos nuevos, que resuelve los problemas pensando como títere, que nunca se cansa de inventar. “La chispa sigue aquí”, afirma con brillo en los ojos y señalando su corazón.

Luz, música y compañía

La magia de El Palacio de los Títeres no se limita a las historias: está en la música que acompaña, en la luz que transforma, en los colores del vestuario y en la escenografía que invita al asombro. El teatro integra tecnología, proyecciones, teatro de sombras, video mapping y hasta títeres autómatas, sin perder su esencia artesanal. Además, se abre al trabajo colectivo. Compañías queretanas como El Telón, Fraktal y Pan Crocante ya colaboran con Raúl en nuevos espectáculos, construyendo una red titiritera que crece cada día.

Una invitación abierta a soñar

Visitar El Palacio de los Títeres es una experiencia que promete alegría, belleza y emoción, un abrazo de tela y madera. Es la entrada a un reino donde las cosas pequeñas cobran vida, donde los sueños no descansan, donde todo parece posible. Raúl, de pie frente a su creación, lo resume con una sonrisa: “El Palacio sería un Raúl elegante, vestido de juglar con muchisimos colores a la puerta del castillo, anunciando la entrada de los reyes. Siempre jugando, siempre compartiendo, siempre feliz.” Así que si caminas por el centro de Querétaro, entra sin dudarlo.

Ahí entre luces suaves y voces pequeñas, el tiempo se detiene, los títeres despiertan… y comienza la magia. Ven a este rincón encantado donde el arte se vuelve ternura y cada niño y cada adulto pueden, por un momento, volver a creer en la magia.

Vayan, entren, asómbrense. No se arrepentirán.

Aquí —justo aquí— comienza la magia.

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